Hablar
de autoridad…
A partir de mi propia experiencia una persona con
autoridad es la Profesora Marcela Becerra Batán, quien dictara Epistemología en
3° año de esta carrera; no solo hace que sus clases no tengan desperdicio, sino
que se vincula de una manera que hace sentir cómodo al alumno, le da la palabra
y puede compartir un café o hablar de cualquier otro tema sin mayor dificultad,
se transmite cuanto la apasiona lo que hace, como eso que tiene para ofrecer es
algo en lo que tiene la clara convicción de que puede ser significativo para
sus alumnos, por todo ello la reconozco como una clara figura de Autoridad. En
lo que respecta a otra sin autoridad, solo puedo expresar que han sido muchos
docentes, a los cuales solo les bastaba dictar lo que tenían que dar y
limitarse a esa tarea, no tener un momento para ver qué ocurre con los alumnos,
docentes que, de hecho, hacen al alumno responsable de las dificultades pero no
revisan su accionar como docente - algo que incluso he vivenciado en la
universidad-, docentes a los cuales se
los escucha con tedio, pero se asiste a esas clases esencialmente porque se
corre el riesgo de perder la condición de alumno promocional más que por interés
respecto a lo que tiene que transmitir, porque se vivencian esas clases como
una clara obligación, lo cual no deja de ser algo preocupante, porque no se logra
tomar elementos validos para la formación, sino que se visualiza el paso por
esas asignaturas como una clara obligación de la carrera, y una vez que se las
logra aprobar, se las expresa como materias a las cuales uno se “las saco”,
como si fuera una mochila de peso.
En ambos ejemplos, los
elementos en común son docente, alumno y situación educativa, pero claramente
no se vivencia en absoluto el mismo vínculo entre los actores intervinientes, por
tanto considero que La expresión “un buen ejercicio de la autoridad” vinculado
con la educación al decir de Telma Barreiro supone entender que autoridad no se
asocia de manera ineludible con dominio, orden, control y sumisión, sino que
por el contrario el buen ejercicio de la autoridad implica llevar a cabo una
tarea que requiere del docente establecer necesarios limites, organizar y orientar la tarea e invitar al alumno a
contar con una evaluación de lo que se realiza, la autoridad no supone que se
deje de lado la lógica asimetría que tiene lugar en la situación educativa,
sino no habría razón de ser para la tarea del docente en tanto es quien debe
anudar las generaciones entre sí, garantizando la transmisión de la memoria
colectiva: hablar de autoridad a mi parecer refiere a esa necesaria tarea de
conducir y facilitar el proceso de aprendizaje organizando una propuesta de
enseñanza que implique activamente al alumno.
Paula
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